Acta est fabula (Se acabó el espectáculo)

Imagen libre de derechos de autor: Unsplash

Mireia Esteban Tomás

¿Quién no recuerda el gol de Andrés Iniesta en la final del Mundial de Sudáfrica 2010 contra Holanda en el minuto veintisiete de la prórroga? Un tanto del albaceteño que convirtió a España en indiscutible campeona y a él mismo en el héroe de esta final. Y, ¿quién ha olvidado el penalti de Antonín Panenka en la Eurocopa de 1976 en la tanda de penaltis y tras el empate a dos en la final entre Checoslovaquia y Alemania? Un lanzamiento que, desde entonces, dio nombre a una forma de ejecución de un penal en el fútbol como “penalti a lo Panenka” y que consiste en elevar el balón acercando la punta de la bota por la cara inferior y logrando que la pelota entre en la portería por encima del guardameta.

El fútbol nos ha ofrecido, desde sus inicios, momentos imborrables. Todos los amantes de este deporte hemos quedado maravillados con muchas jugadas que nos han regalado las grandes figuras del fútbol, esos héroes que nos levantaron del sofá con un gol o nos hicieron abrazarnos con el desconocido de al lado en la grada. Son muchos los jugadores que han dejado huella en este deporte rey y que nos fascinaron con sus grandes habilidades futbolísticas. Pero, ¿qué ocurre cuando llega el momento de que uno de nuestros ídolos se retire?

Ronaldo Nazario, el fenómeno, máximo goleador de la historia en los Campeonatos Mundiales y popularmente conocido como el mejor delantero centro de todos los tiempos. Se retiró como jugador en el año 2011 y desde el año 2018 es accionista mayoritario y presidente del club Real Valladolid. También se convirtió en embajador mundial del Real Madrid Club de Fútbol en 2016.

Tampoco podemos olvidar a Pelé, la perla negra, reconocido mundialmente como el mejor jugador histórico de la selección brasileña y el mayor goleador de las Primeras Divisiones de todo el mundo. Cuando abandonó el terreno de juego a los 36 años se convirtió en actor y cantante, pero no se desvinculó jamás del mundo del fútbol: hizo posible que la FIFA se uniera a Unicef para organizar la Copa del Mundo de 2002 en Corea y Japón; fue el encargado de diseñar las coreografías que simulaban los partidos de fútbol en la película Evasión o victoria, film en el que participó junto a otras grandes figuras del fútbol de la época; así como fue nombrado en el año 1994 asesor ejecutivo del Santos Futebol Clube y Ministro de Deportes.

Y qué decir del gran Zinedine Zidane, también conocido como Zizou, centrocampista ofensivo y considerado mundialmente el jugador más destacado de finales de los años noventa y principios de los dos mil. En 2006 disputó su último partido como jugador del Real Madrid, el mismo club al que hoy entrena y lucha por llevar a lo más alto. En el año 2013 comenzó su carrera como técnico, fue nombrado segundo entrenador junto a Carlo Ancelotti del conjunto merengue; un año después se convirtió en el primer entrenador del Real Madrid Castilla, equipo filial del Real Madrid; y en 2016 fue nombrado entrenador del primer equipo en sustitución de Rafa Benítez y su contrato no caduca hasta junio del 2022.

Y cómo no hacer mención de Diego Armando Maradona, El Pelusa, centrocampista ofensivo catalogado como el mejor jugador en la historia de la Copa Mundial y, junto a Pelé, elegido por la FIFA como el mejor futbolista del siglo XX. Se le atribuyen dos jugadas muy famosas: La Mano de Dios y el Gol del Siglo, y tiene el récord de haber sido cinco veces el máximo goleador en Argentina. A pesar de que sus problemas de salud y adicción a las drogas le obligaron a colgar las botas, nunca quiso desvincularse del fútbol: ha ejercido de comentarista deportivo y presentador; ha sido Vicepresidente de la Comisión de Fútbol del Boca Juniors; en 2008 se le otorgó el cargo de Entrenador de la Selección Argentina. Hoy en día es Embajador Deportivo de los Emiratos Árabes Unidos y Entrenador del Gimnasia La Plata.

Sin embargo, y a pesar de haber sido mundialmente reconocidos como grandes estrellas y referentes en el mundo del fútbol, una vez anunciaron su retirada se convirtieron en meros objetos mediáticos cuya importancia informativa radicaba en las vicisitudes de su vida privada. No es de extrañar que se nos vengan a la mente titulares hirientes contra la figura de Ronaldo Nazario como los que publicaron los medios cuestionando su forma física tras colgar sus botas. Lo mismo ocurría con Diego Armando Maradona, que pasó de ser una leyenda del deporte rey a una figura mediática que era citada en programas de entretenimiento para hablar sobre su drogadicción y no para comentar encuentros deportivos o rememorar sus logros en el terreno de juego.

Tal vez esto sea fruto del morbo, o simplemente una forma de cubrir la ausencia de contenido deportivo dentro de este ámbito en los diferentes medios de comunicación. Lo que sí está claro es que a muchas leyendas del fútbol no les hace justicia la imagen que la prensa ha querido ofrecer de ellos una vez se han retirado como jugadores. Pues a pesar de que sus condiciones físicas, saludables o mentales no son las idóneas para seguir midiéndose en el terreno de juego, no han querido desvincularse del deporte que aman y al que le deben todo su estrellato.

Si de verdad queremos valorar a los jugadores y la labor que han hecho por el fútbol, el espectáculo no cesa cuando cuelgan sus botas, sino que deben recibir el reconocimiento que se merecen sin inmiscuirse en su vida privada.

Publicado por puntoapuntocuenca

Grupo de estudiantes de periodismo deportivo de la Facultad de Comunicación de Castilla-La Mancha.

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